- Autor: Víctor Catalán Polanco
- Año: 2000
- Nº de Paginas: 96
"El poder del Estado no reposa únicamente en los Soldados; pero no hay Estado sin Soldados". (Duverge)
"En el Ejército existe la verticalidad del mando, pero nadie la usa para lavarse las manos. Habría que ser de muy mala clase para responsabilizar a un superior de los desmanes que cometió un subalterno". (Mayor General Luis Cortés Villa en el Diario La Tercera de la Hora, página 3 del 17.Abril.2000).
A la cita del General Cortés Villa habría que agregar "o que un superior responsabilice a un subalterno de las órdenes que impartió".
En 1970, con el grado de capitán, Víctor Catalán abandona el Ejército, producto de una situación muy comentada entonces por la prensa y que bien refleja su hombría. En compañía de otros uniformados de menor grado, asistió a la boite “La Sirena’’, la más conocida en esos años. Algunos parroquianos, civiles, les hurtaron sus gorras. Todos los demás presentes, civiles, negaron tener las citadas prendas y se burlaban. El capitán se retiró con su gente, pero fue a su Unidad Militar y volvió con refuerzos, redujeron a todos los civiles, buscaron sus gorras hasta encontrarlas y se retiraron. Quienes creían tener licencia para enlodar a los uniformados se llevaron un fiasco.
Pero entre los asistentes había un periodista que se desempeñaba en “Clarín’’ y éste llevó el cuento en ese pasquín en forma destacada.El oficial Catalán, como la vez anterior, asumió plenamente su responsabilidad y fue procesado por incumplimiento de deberes militares. Entonces, como en otras ocasiones, sus mandos no lo respaldaron y lo dejaron solo ante la venganza de los políticos. Presentó entonces su retiro.
En tiempos de la Concertación, los uniformados eran perseguidos, procesados, comenzaron a surgir las primeras condenas y los apresamientos. Cuando la mayoría tenía miedo y casi nadie se atrevía a salir en defensa de los uniformados acusados de supuestamente violar DDHH, un grupo de civiles y uniformados fundó en Santiago el Movimiento “10 de septiembre de 1973’’ para defender a los camaradas que quedaron detrás de las alambradas enemigas. Víctor Catalán Polanco estaba en retiro, él había salido del Ejército mucho antes de 1973, no tenía problema o cargo alguno por DDHH. y vivía entonces en el balneario de El Quisco. Supo del MDS y solicitó su incorporación. Cada semana asistía religiosamente a las reuniones y, terminadas ésta, partía en la noche a tomar el bus para regresar a El Quisco. Durante más de dos años viajó regularmente a la capital, incluso con fuertes temporales de lluvia, para venir a trabajar por los presos políticos militares, sin tener él el menor temor en ese sentido, solamente por solidaridad.
Falleció el 22 de febrero de 2011 a la edad de 70 años.